Francia es conocida como el país de la gastronomía. Cada región tiene sus propias especialidades y el descubrimiento de un destino pasa inevitablemente por el descubrimiento gustativo de los platos y alimentos locales.
El Suroeste cultiva el arte de comer bien y aquí, en Béarn, encontrará toda una serie de productos locales para componer un menú completo: salazones, embutidos, carnes y aves, vinos y quesos, verduras de temporada, suficiente para cocinar y disfrutar. Para ello, diríjase a los mercados o granjas locales para comprar directamente a los productores, y también es una oportunidad para recoger valiosos consejos y sugerencias para cocinar estos platos de la mejor manera posible.
Para los que no quieran ponerse tras los fogones pero sí disfrutar de la cocina regional, diríjanse a las mesas de nuestros restaurantes, donde garbures, poules au pot, confits y otros platos cocinados harán las delicias de su paladar.
Es uno de los símbolos populares de la cultura francesa y se conoce comúnmente como la boina vasca. Contrariamente a la creencia popular, este tocado es originario de Béarn. Se fabricó en Nay y hoy, en el lugar de una antigua fábrica, se encuentra el único museo dedicado a la boina en el mundo.
De la cabeza a los pies, ¡sólo hay un paso!
A dos pasos del museo de la boina, el taller Soulor 1925 le invita a descubrir su maestría en la fabricación de calzado de ciudad y de montaña. Aquí, los zapatos se fabrican principalmente con materias primas francesas para reducir el impacto social y medioambiental de la producción. Las técnicas de fabricación y los conocimientos técnicos del taller les han permitido obtener la etiqueta "Entreprise du Patrimoine Vivant".
Otro saber hacer reconocido como "Empresa del Patrimonio Vivo", también vinculado a nuestras montañas pirenaicas: la fabricación de campanas. ¿Pero qué es eso? La campana es el nombre de los "cascabeles" que se encuentran alrededor del cuello de los rebaños y cuyo tintineo puede apreciarse durante el verano, cuando los rebaños están en "estives". Es un saber hacer poco común que se puede descubrir en el taller Daban, situado en Bourdettes. Cada modelo se fabrica a mano, lo que hace que cada campana sea única.
El Pays de Nay y sus zonas vecinas fueron antaño famosos por otros oficios. Nay era una importante ciudad obrera con fábricas de producción textil (boina, lino, sábanas, lana de los Pirineos, etc.) y de ebanistería. Para descubrir este saber hacer, acuda al museo industrial de la Maison Carrée de Nay.
En resumen, el País de Nay es una experiencia que hay que vivir: ¡usted también puede vivir el Instante, sentir la Pausa de los Pirineos!
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Adishatz !